CORAZON DE HERSHEY'S

El tiempo se me distiende en un suspiro pausado, grave, aletargado… a llegado la noche y estoy a un día mas de la muerte lo recuerdo por costumbre, solo para no olvidar lo efímero que soy, para recordar que soy una insignificante molécula en el universo…para entender que nadie es indispensable en este mundo que es movimiento continuo…nada permanece somos un devenir de promesas inconclusas dichas al azar por conveniencias implícitas provenientes del deseo de eternidad …”te amare para siempre” es falso, suena bien pero es falso, un cliché de 14 de febrero, de luna llena, de hormonas alineadas en la constelación de Venus, nuestras promesas tienen la consistencia del látex son desechables y contaminan al mundo pero nos protegen del miedo, del miedo a sentirnos solos, miedo a no ser importantes , indispensables, necesarios hasta convertirnos en un ideal mediocre de eternidad, nunca lo divino fue tan plastificado, tan vendible , tan falso como ahora…”siempre seré tuya” nada mas triste que una verdad domestica por la esperanza de ser único. Nada más falso que la entrega a futuro, como el paraíso después de la muerte.

No creo en el “amor eterno” me suena a concepto religioso, el mas gordo, el mas ególatra y vanidoso de los conceptos de trascendencia del ser.
No puede haber eternidad en una palabra roja, en una palabra corazón, llena de besos y lagrimas, palabra empalagosa, comercial, conveniente y aparte de todo eterna, como si no tuviéramos ya suficiente con la idea de un dios omnipotente.
No somos dioses, somos un esporádico accidente creado por el sexo, un error de calculo, no nacemos del aliento divino, sino de gemidos animales, sudor, deseo, humedad, dolor, placer de apareamiento, pero eso si un accidente lleno de promesas inconclusas dichas al azar, solo para no sentir culpas, para sentir que amamos de manera absoluta como un pre-requisito de fe. Somos un dogma mal hecho en forma de corazón de Hershey’s de esos con moño rojo que venden en cualquier Walt-Mart.


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